Para Dani, la vida de repente deja de tener sentido. Tiene
cuarenta años, amaba a “ella”, su pareja, y con ella planeaban tener un niño.
Se llamaría Izan, las paredes de su habitación estarían llenas de estrellas, y
su llegada sería señal de eterna felicidad. Pero “ella” hace las maletas y se
va. Al mismo tiempo, Dani recibe una llamada a la que se aferra como si ahora
eso fuera lo único que puede hacer en esta vida.
Dani es un buscador de niños perdidos, y esta vez debe viajar
a Capri para cumplir su misión. Justamente Capri, el escenario de su
descubrimiento, el lugar en donde, gracias a dos personas extraordinarias, tuvo
lugar su verdadera iniciación en esta, su vida que ahora se pierde en un
incierto recorrido. Junto con Dani, el lector se reencuentra con dos personas
que no olvidará. Un anciano que le descubrió el significado de las cosas, un
viajero que le transmitió un saber excepcional. Ambos salvaron su vida, la de
un chico que había perdido a sus padres, librado a su albedrío.
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